18 noviembre 2008

Cumbres del Mundo - Juan Antonio Huisa

15 de noviembre de 2008: EL ALPINISTA Y AVENTURERO HUISA SUFRE UNA LESION QUE LE HA OBLIGADO A ESTAR 2 DIAS DE REPOSO Y AUNQUE NO RECUPERADO DEL TODO CULMINA CON ÉXITO LA SUBIDA AL CERRO LAS MINAS DE 2.849 M., TECHO DE HONDURAS.

Tras llegar a la capital de Honduras, Tegucigalpa, Juan A. Huisa se estableció en la zona centro de la capital y continuando con las gestiones institucionales fue recibido por el Sr. Embajador D. Ignacio Rupérez Rubio, con quien converso muy cordialmente. Tras la recepción el Embajador invito a Huisa a un almuerzo.
El resto del día se aprovecho para recorrer la ciudad, que al igual que Managua es muy extensa y dispersa, pero con la diferencia que la ciudad esta asentada en una llanura pero con montañas circundantes. Honduras es muy similar a Nicaragua, las riquezas, que las hay, están muy mal repartidas y la pobreza es un elemento preocupante y en el último periodo ha aumentado considerablemente la delincuencia. Huisa experimento la primera noche este dato, pues a las 4:00 de la madrugada un tiroteo abajo del hotel lo despertó.
Dos días después huisa ponía rumbo al Cerro de las Minas que se encuentra al noroeste del país, para ello tuvo que atravesar varios departamentos y tras dos días llegaba a la ciudad de Gracias. Esta ciudad es pequeña, tranquila y segura.
Hace un mes que salió Huisa y el pesado equipaje, aunque se redujo al máximo, es un problema, pues pesa unos 40 kilos y los mil movimientos, de autobús, de taxis, de llevar el equipaje de un sitio a otro comenzaban a pasar factura hasta que el otro día en una de esas maniobras a Juan A. Huisa le dio un tirón en la espalda que lo dejo clavado.
“Fue un dolor intenso que no me dejaba ponerme derecho, me tire al suelo y durante un buen rato lo pase mal hasta que se paso algo”.
Debido a este contratiempo el alpinista tuvo que permanecer en reposo dos días y aunque por supuesto seguía el dolor, al tercer día tuvo que acometer la subida con la preocupación de no saber si aguantaría la ascensión.
Desde Gracias se llega a la aldea de Villa Verde en coche, y desde ahí parte el sendero a 1.300 m. de desnivel. La primera parte de la subida es progresiva y de gran belleza, atravesando varios ríos, y caídas de agua. Se continúa durante cuatro horas más hasta llegar al campamento Don Tomas a 2.050 m., donde se hace una parada para comer y reponer fuerzas.
Desde ese punto comienza la parte mas dura y crítica pues hay que llegar al campamento El Naranjo a 2.560, que es el lugar donde Huisa acampará. Este campamento no esta lejos del otro pero los 500 m. que lo separan son muy verticales con pasos muy incómodos y donde las piernas van a sufrir duramente.
“ Mientras subía el cuerpo estaba en caliente y aunque algunos pasos como caídas de árboles, o pasos altos donde la espalda me molestaba, en general iba bastante bien. Por supuesto tuve que llevar un porteador para llevar el peso mínimo y eso también me ayudo. Ya en el campamento El Naranjo montamos la tienda, hicimos unos espaguetis y a dormir.
Al día siguiente me costo mucho calentar y la noche no la pase bien, pues cuando el cuerpo se enfrió apareció el dolor, y además dormir en una colchoneta fina en el suelo no ayudo mucho a la lesión, pero no había mas remedio, ya había perdido 2 días y tenia que llegar arriba como fuera. Al poco tiempo de estar subiendo me encontré mejor y tras tres horas de subida hacia cumbre en el techo de Honduras, el Cerro las Minas de 2.849 m., en el Parque Nacional de Celaque. La cumbre muy parecida a la de Mogoton en Nicaragua, la vegetación no deja ver nada y el único sitio por donde se aprecia algo esta totalmente cubierto de nubes. Parece que no se trata de la cumbre, sino fuera por el cartel que lo dice y por el altímetro que marca la altura.
La bajada hasta el campamento fue relajada y tras comer algo otra vez a bajar. Este tramo de 500 m., me costo trabajo porque la espalda se resentía bastante en los pasos mas complejos.
Llegue a la salida del parque contento por haber cumplido con la cuarta etapa del proyecto. Aunque hasta ahora ha sido la montaña más cómoda, debido a mi lesión se me ha complicado un poco más. Ahora pongo rumbo a El Salvador.


5 de noviembre de 2008: EL ALPINISTA Y AVENTURERO HUISA CULMINA CON ÉXITO LA SUBIDA AL CERRO MOGOTÓN DE 2.107 M., TECHO DE NICARAGUA. HA SIDO HASTA EL MOMENTO LO MÁS PELIGROSO DEBIDO A QUE TODA LA ZONA ESTA MINADA.


Desde la capital de Nicaragua, Managua, Huisa se dirigió a su próximo objetivo, el Cerro Mogotón, techo del país.
Para llegar hasta allí hay que recorrer muchos kilómetros, atravesar varios departamentos (comunidades autónomas), cambiar de autobús muchas veces y tras 2 días de ajetreado viaje se llega a la población principal de la zona, Ocotal, al norte del país y próximo a la frontera con Honduras. Hasta aquí la vegetación y el paisaje de Nicaragua ha sido muy diferente respecto a lo que Huisa se encontró en Panamá y Costa Rica, donde la vegetación era salvaje; aquí no es tan exuberante y la orografía es mucho menos accidentada, más zonas llanas y abiertas.
La información que Huisa trae de esta montaña es muy básica e incluso dudosa, así que en el mismo Ocotal Huisa comienza hacer averiguaciones. Las informaciones no son del todo claras y aunque supuestamente había que llegar a la población de Mozonte y desde allí hasta la aldea de Achuapa, le dicen que tiene que llegar a San Fernando que es la próxima población.
Tras llegar a San Fernando, pequeña población bien elevada, Huisa se dirige a la alcaldía (ayuntamiento) para obtener información de accesos, rutas y guías. Allí habla hasta con 4 funcionarios sin que nadie sepa nada y por fin el último está algo enterado.
No existen caminos, ni señales, ni nada y además toda la zona esta minada y el ejército está trabajando desminando el terreno. Pero no obstante la única persona que puede ayudarle es Ramiro Estrada que vive en Achuapa, y que en alguna ocasión ha llevado a montañeros arriba.
Crónica del viaje:
“Rápidamente cojo el último bus que va para atrás y como va lleno me subo al techo y me deja en la aldea de Achuapa. Esta aldea no son más de 30 casas difuminadas y pregunto en la primera que veo, donde me indican que Ramiro vive a un km. más arriba. Juan Pérez, el señor que me atiende accede a acompañarme pues ya había caído la noche. Cuando llego a casa de Ramiro, hablo con este sr. y le explico que quiero subir a Mogotón y que me han dicho que él es el único que puede hacerlo. Y tras una buena cantidad (verdaderamente no excesiva para ser la única opción) acepta guiarme y quedamos para el día siguiente.
Pero antes debo solucionar donde duermo y donde como, aquí no hay hotel, ni pensión ni restaurante y amablemente Juan me dice que me quede en su casa, a lo que me agarro sin dudar. La casa es muy humilde y para dormir me deja una habitación donde duerme un hijo suyo que se traslada a otra.
Aunque muy agradecido, reconozco que no se si era más peligroso dormir en aquella habitación que en medio de la selva, llegue a contar hasta 10 clases de insectos y los mosquitos paseaban a sus anchas, la cama dura como el acero y el olor de la colcha mejor lo dejo para vuestra imaginación. Antes de acostarme vestido por supuesto, sacudí la colcha de fauna autóctona y cuando apague la luz, sorpresa, tenía hasta dos luciérnagas conmigo, bonita noche me esperaba pero claro está que mejor que a la intemperie.
A la mañana siguiente intente comprar algo de comer para la montaña pero no había nada ni incluso agua, pero pude encontrar finalmente una bolsa de magdalenas que llevarían hechas un lustro, y que sin duda me servirían de arma por si me atacaba un jaguar.
Me encontré con Ramiro y me comento que normalmente todos los días pasaba por allí el sr. Vallardo Jiménez que iba a su finca Las Brisas, algunos km. más arriba, y que podríamos quitarnos ese tramo que realmente es una pista para todo terrenos sin interés y que realmente el camino empezaba allí, así que accedí.
Pasó Vallardo y nos llevo hasta su finca atravesando hasta 5 veces el río, antes de llegar a la finca nos cruzamos con el ejercito que está trabajando en la zona y tras preguntar donde íbamos no pusieron muy buena cara, pero menos mal que Ramiro es gran conocedor de la zona y gracias a él nos dejaron pasar. Nada más llegar a la finca comenzamos con una subida intensa y a los pocos metros ya había carteles de PELIGRO. ZONA MINADA.
La vegetación pronto borró el fino camino que existía y en muchos tramos había cintas anunciando prohibido el paso, zona minada. Tras dos horas de subida al ritmo vertiginoso que impartía Ramiro (60 años), salimos al curso del río para ir ascendiéndolo durante las próximas horas. Muchos pasos eran peligrosos, tremendamente resbaladizos y con algunos precipicios a los lados que ponían los pelos de punta.
Llegamos a un claro en el río donde por fin llenamos las botellas de agua. Allí converse un rato con Ramiro y comprendí porque era el único que conocía aquello. El vivía allí arriba con su familia y nació en estas montañas, pero hace 20 años debido a la guerra y a los ataques de las guerrillas se bajo a Achuapa. Pero lo que más me impresiono fue que conocía bien, en sus propias carnes, el problema de las minas pues había perdido allí mismo a varios amigos y su hijo padece una amputación de la pierna izquierda por la explosión de una mina mientras trabajaba en el campo con él. Esta claro que esto va en serio y no se trata de leyendas urbanas.
Desde aquel punto comenzamos a subir selva a través, nunca mejor dicho, abriéndonos paso a machetazo puro. No se podía percibir ni un atisbo de camino y Ramiro incansable iba cortando con su machete de 50 cm. toda vegetación a nuestro paso. La montaña de Chirripó en Costa Rica que tanto me impresiono por su belleza y exuberancia se quedaba en pañales porque allí había sendero, aquí nada. La llovizna y la altísima humedad pronto me empaparon y la verticalidad de la montaña era impresionante. Había que ir agarrándose a ramas, raíces, y toda clase de ayuda era poca. Al principio pensé que era muy peligroso aquello porque ibas tocando todo, sabiendo la cantidad de serpientes que ahí y de insectos venenosos pero luego te olvidas y continuas.
Era tan densa la vegetación que a pesar de ser buena hora parecía que estaba oscureciendo. Tras varias horas llegamos a la cumbre, o al menos eso indicaba el mojón que había marcando Cerro Mogotón. Rodeado de árboles y sin ver nada de paisaje, allí estaba el techo de Nicaragua; lo había conseguido y a pesar de que la altura no es muy representativa (2.107 m.) debo reconocer que ha sido una de las experiencias más impactantes que he vivido.
La bajada si cabe fue aún más difícil, el barro hizo que diéramos varias caídas, aunque ya no me importaba si había serpientes ni nada.
Cuando llegamos al río, el descenso por él fue muy expuesto. Los pasos que en la subida habían resultado difíciles, en la bajada se multiplicaba la dificultad. Las rocas eran pistas de patinaje y hubo que meterse en el río, saltar, parecía estar realizando descenso de cañones pero sin llevar neopreno.
Alguna caída nos costo un buen susto pero finalmente llegamos a la pista sanos y salvos, yo en particular dolorido y magullado por la maleza pero había merecido la pena. Vaya aventura.
Ya en Achuapa nos despedimos de Ramiro, que ahora puedo decir con total certeza que es una de las pocas montañas en el mundo que sin el guía es totalmente imposible llegar a cumbre, por estar minada la zona, y porque es imposible adivinar el camino, no existen referencias ni puedes divisar ni montañas ni nada. Y por supuesto también nos despedimos efusivamente de la familia Pérez que se porto conmigo a pesar de su gran humildad y pobreza como uno más de la familia.
Un coche me bajo hasta Ocotal donde hice noche y mañana cruzaré la frontera a Honduras.



2 de noviembre de 2008 : EL ALPINISTA Y AVENTURERO HUISA DEJA COSTA RICA Y ENTRA EN NICARAGUA DIRIGIENDOSE HACIA SU PRÓXIMO OBJETIVO, EL CERRO MOGOTÓN.
En estos días se ha reunido con los embajadores de Costa Rica y Nicaragua.
Hace unos días Huisa se reunió con el Embajador de Costa Rica, el Sr. Arturo Reig Tapia, quien haciendo un gran esfuerzo porque salía de viaje, no quiso irse sin antes atenderlo de manera muy cálida.
De camino a Nicaragua Huisa visitó el Volcán activo Poás y las cataratas de La Paz quedando una vez más impresionado por este país de contrastes.
Tras pasar la frontera continúa hasta Managua, capital de Nicaragua. Esta ciudad es muy diferente al resto de capitales que el alpinista conoce, el terremoto de 1.972 destruyo la capital y muchos edificios representativos. Poco a poco se va levantando pero no tiene un centro histórico ni turístico como tal. La ciudad es enorme y se extiende muchísimos km., por lo que transitar por ella es casi imposible, son avenidas tan largas que todo tiene que ser a base de taxis. Tiene pequeños focos turísticos repartidos por toda la ciudad pero en general todos los edificios se encuentran deteriorados y mal cuidados.
Huisa también ha sido recibido por el Embajador de Nicaragua y por el Primer Secretario, los Sres. Antonio Pérez y Miguel García, quienes quedaron sorprendidos por la magnitud de la empresa. Dieron muchos ánimos al alpinista y le comunicaron que era un honor haberlo tenido allí compartiendo sus experiencias.
El día que tenía libre antes de partir hacía el Mogotón, Huisa se acerco a la isla de Ometepe, lugar privilegiado y más representativo del país. Esta isla se encuentra dentro del Lago Nicaragua, uno de los lagos más grandes del mundo, y es la isla dentro de un lago más grande del mundo. Esta isla está formada por dos conos volcánicos que debido a las erupciones terminaron uniéndose y formando una sola isla. Ambos volcanes (Concepción y Madera) siguen estando activos y son peligrosos.
En estos momentos Huisa se dirige hacía el Cerro Mogotón de 2.107 m.

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