BIC arrendado al Rincón
Cueva del Tesoro: diez años de dejadez
Los propietarios denuncian desde hace una década el avance del «mal verde», un hongo que daña la piedra
UNA DE LAS ZONAS AFECTADAS POR EL MAL VERDE (FOTO: JOSE LUIS ARCINIEGA)
alfonso vázquez. málaga
El informe que la Delegación de Cultura de la Junta hizo del estado de la Cueva del Tesoro en 2003 puede calificarse de demoledor, pues concluía que su conservación era «muy deficiente», no sólo por el acondicionamiento para recibir visitas turísticas sino por «el actual estado de abandono». El documento hablaba de «restos de basura, acumulación de materiales, las patologías y afecciones que están causando una iluminación inadecuada y el deterioro generalizado de las infraestructuras turísticas».
Los términos del informe fueron a su vez confirmados ese mismo año por técnicos de la Oficina del Defensor del Pueblo Andaluz, que visitaron la cueva y reclamaron, tanto a la Junta como al Ayuntamiento del Rincón de la Victoria, «un compromiso firme y concreto» para adoptar medidas y evitar la degradación de este monumento natural declarado Bien de Interés Cultural específico en 2002.
A juicio de los propietarios de la Cueva, la familia Laza, que tiene la gruta arrendada al Ayuntamiento del Rincón de la Victoria desde 1991, esas medidas no han llegado aún después de 10 años de denuncias a todas las instancias posibles.
La familia Laza es la propietaria de la Cueva desde hace un siglo y de hecho, el profesor Manuel Laza Palacio fue el redescubridor de esta gruta, conocida desde hace más de 2.000 años y que se encargó de excavarla y estudiarla desde los años 50 a los 80. El profesor Laza cedió la superficie de la cueva y su entorno al Ayuntamiento del Rincón pero segregó la propiedad de la cueva, que tras su muerte pasó a sus hijos.
Manuel Laza Zerón, uno de ellos, es el portavoz familiar y la persona con la que este periódico recorrió la cueva el pasado miércoles. Se trata de la única cueva de Europa de origen marino que es visitable y una de las tres que hay en el mundo. Hace 30.000 años, Homo sapiens y neandertales convivieron en esta zona del sur de España, resguardándose de los estragos climáticos de la última gran glaciación y en su interior hay una rica gama de pinturas rupestres del Paleolítico Superior.
La enorme valía científica de la cueva, visitada en 1918 por el padre de la Prehistoria moderna, el abate francés Henri Breuil, no se refleja en el estado actual de mantenimiento. «La obligación del Ayuntamiento de cuidar del BIC, con independencia de que sea público o privado, está estipulada en la Ley del Patrimonio», recalca Manuel Laza, que muestra cómo en la superficie del BIC, en el terreno donado por su padre, se encuentran la caseta de una radio municipal. A su lado, una antigua fuente con peces de colores está hoy seca con latas y botellas en la pila, mientras la basura se acumula junto a la caseta que resguarda una de las entradas a la gruta.
En el interior, lo primero que sorprende es la presencia de un moderno ascensor, una licencia del arrendatario que no contó con el permiso de los propietarios. «Es un disparate porque viene directamente de la superficie, trae microbios y saca elementos de la cueva, es un trasvase continuo», señala.
También critica las serias filtraciones de agua cuya huella se deja ver en las escaleras, y que reflejan el paso de verdaderas torrenteras cuando arrecia la lluvia fuera, hasta el punto de que en el suelo de la Sala de la Virgen y otros puntos de la cueva hay una pequeña tarima. «Es el remedio para que los visitantes no se metan en el charco», indica.
Pero sin duda lo que desde hace diez años más preocupa a Manuel Laza es la dejadez que crece en el interior, en forma de mal verde, una conjunción de bacterias, algas y hongos que está colonizando paredes y techos de piedra caliza, producto de la acción de la humedad y una iluminación cálida errónea.
En la sala del Águila se encuentra uno de los rincones más dañados. «Hay personas que aseguran que el mal verde no se come la piedra, mira cómo está la piedra», señala Manuel Laza. Se trata de una oquedad terrosa formada en medio de un sólido techo de caliza que tiene tonos verdes pero también negros. «Cuando la piedra se pone muy negra es que se descascarilla y se cae la caliza», indica preocupado.
El portavoz familiar va mostrando por la cueva otras praderas de este inquietante mal verde, situadas en las zonas más conocidas de la Cueva del Tesoro, donde la iluminación cálida hace estragos, como el conocido Santuario de Noctiluca o muy cerca de la sala del Volcán.
Manuel Laza destaca que desde que se hizo público el informe doble de la Junta de Andalucía y el Defensor del Pueblo Andaluz en 2003, «el Ayuntamiento no ha hecho caso a nadie», aunque los distintos equipos de gobierno no han dejado de formular inminentes promesas de mejora.
Y no parece cuestión de dinero. En 2006 el arqueólogo Pedro Cantalejo, uno de los mejores conocedores de la cueva, informó a Manuel Laza de que el cambio de la dañina instalación eléctrica (que necesita cambiar de luz cálida a luz fría) y la erradicación de la plaga costaría unos 32.000 euros. «Con que sólo se cambiara la luz, el mal verde se frenaba y moría», apunta Manuel Laza, que lleva diez años preguntándose cómo es posible que el Ayuntamiento minusvalore tanto este tesoro geológico, prehistórico y también turístico. «Es tan absolutamente inexplicable esta actitud que estas personas, que tienen a tres cuartos de hora las cuevas de Nerja y ven cómo genera visitas y riqueza, no sé cómo no se dan cuenta de que la Cueva del Tesoro sería un atractivo para visitar». A su juicio, y atendiendo a las leyes de Patrimonio, el Ayuntamiento estaría cometiendo un expolio por omisión en el mantenimiento del BIC.
Otra de las denuncias de la familia es la manera improcedente como, a su juicio, se está gestionando la cueva. Manuel Laza subraya que al contrario de la inmensa mayoría de cuevas visitables y de lo que marca la ley, en el órgano de gestión de la cueva no existe un especialista, ya sea historiador del arte, geólogo o arqueólogo. «El que se hace cargo de la cueva es el concejal de turno, tenga la cualificación que tenga».
También resalta la falta de interés municipal por realizar estudios científicos. «Los que se han realizado ha sido descritos en papel pero nunca los he visto reflejados en estudios de ningún tipo, salvo los de Pedro Cantalejo, que no los hizo por cuenta del Ayuntamiento y comenzó en 1980, en tiempos de mi padre».
«Situación gravísima»
Precisamente, el doctor en Prehistoria Rafael Maura, autor junto con Pedro Cantalejo y otros dos colegas del mencionado estudio científico (Prehistoria en las cuevas del Cantal, 2007), abunda en las denuncias. «La situación es gravísima, la Cueva del Tesoro tiene verdaderas praderas de mal verde y el mayor problema es para la conservación de las pinturas rupestres. Todo lo que esté próximo a las pinturas tiene posibilidad de afectarlas». Para Rafael Maura, la cueva «ha sido una especie de corralito del Ayuntamiento, no ha tenido nunca un órgano gestor sino una persona de confianza, al menos en la época que he conocido».
Además, Rafael Maura destaca la excelente labor de recuperación de la cueva vecina de la Victoria, realizada a instancias del Ayuntamiento, de ahí que reclame «el mismo interés» para la Cueva del Tesoro.
Por último, el experto incluye esta gruta entre las cuatro principales de la provincia de Málaga junto con las de Nerja, La Pileta y Ardales. «Y hay que irse al Norte de España para encontrar cuevas de este nivel desde el punto de vista geológico y gráfico, es decir de arte rupestre», asevera.
Proyecto de mejora para 2013
El reciente anuncio del actual equipo de gobierno del PP de un proyecto de centro de interpretación para 2013, que comenzaría el verano que viene, financiado en su mayoría por la UE para dignificar el exterior e interior de la cueva, incluido el cambio de iluminación, es recibido por la familia con optimismo pero también con cautela. «Tengo el compromiso formal de la concejala Marta Marín pero es que esa promesa me la han hecho todos los concejales», comenta Manuel Laza. También se muestra escéptico Rafael Maura: «He visto muchos proyectos de ese tipo en el Rincón de la Victoria», señala, al tiempo que pide que se actúe contra el mal verde cuanto antes. La concejala de Turismo Marta Marín reconoce a La Opinión el mal estado de la cueva y puntualiza que se trata de una situación heredada del anterior equipo de gobierno, formado por el PSOE y los independientes del Rincón. Marta Marín subraya el «compromiso con la familia Laza» y con los ciudadanos para eliminar la plaga. «La primera actuación sobre la cueva será la erradicación del mal verde», resalta.
Una cueva llena de leyendas, recuperada por un sabio
Las Conversaciones Históricas Malagueñas del canónigo Cristóbal Medina Conde, publicadas bajo seudónimo en 1789, narran la historia de la entonces llamada Cueva del Higuerón, la actual Cueva del Tesoro, que, según la leyenda, oculta el tesoro de «cinco Reyes Mahometanos», además de haber dado cobijo a Marco Craso, cuando se refugió en Hispania para escapar de Mario y Cinna. El Higuerón hace mención a una vieja higuera a la entrada de la cueva. También recibió el nombre de la Cueva del Suizo, en recuerdo del antiguo miembro de la guardia valona Antonio de la Nari, quien trató de localizar el famoso tesoro en 1847 y murió por la explosión de un barreno de pólvora. Los estudios de Farmacia de Enrique Laza, que tenía el encargo de cazar murciélagos para las investigaciones de un profesor, le llevaron a esta cueva a finales del siglo XIX en compañía de un amigo. La abundancia de murcielaguina, un apreciado abono natural, le empujaron junto con su amigo a comprar la cueva, adquiriendo la mitad de su socio durante la I Guerra Mundial. En 1951 le vendió a su sobrino Manuel Laza Palacio la cueva y los terrenos por el simbólico precio de una peseta. A partir de entonces, el profesor Laza Palacio, un auténtico sabio del Renacimiento, se encargó de estudiar y excavar la cueva con la ayuda de especialistas, siguiendo la normativa de la época. La denominación Cueva del Tesoro la emplea por vez primera E. J. Navarro en una publicación de la Sociedad Malagueña de Ciencias de 1884, aunque aplicada a otra gruta y fue la que tomó Manuel Laza Palacio. En los años 70 se abre al público con el espectáculo de Luz y Sonido y en 1991 es alquilada al Ayuntamiento, de Rincón de la Victoria.
Fuente: La Opinión de Málaga
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