Después de esta breve visita a esta bella ciudad argentina, Huisa ponía rumbo en barco a Montevideo, capital de Uruguay, donde le esperaba la Embajadora Aurora Díaz-Rato, que lo recibió de forma muy cálida y amable.
Tras las indicaciones y consejos de la embajadora, Huisa ponía rumbo al Cerro Catedral, techo uruguayo. Como no existían combinaciones posibles en transporte público Huisa se vio obligado a alquilar un coche lo que complico la situación.
Huisa:
“Fueron muchos kilómetros de carretera y muchas preguntas para averiguar la situación de esta montaña. Llegamos a la ciudad de Minas y allí nos indicaron la forma de llegar, pero por supuesto no fue tan fácil, carreteras cortadas, desvíos, y un sinfín de problemas que me hicieron extremar las precauciones. Atardecía y aún no había llegado, y con la preocupación de que me cogiera la noche. Pero pronto llegue a una bifurcación donde me indicaron que debía desviarme por una pista sin asfaltar y que la siguiera varios kilómetros hasta llegar a la zona. A pesar de que la pista estaba relativamente bien a veces llegue a pensar que me quedaría allí atrapado sin poder salir y sin nadie a kilómetros.
Tras muchas horas conduciendo llegue a las faldas de este cerro, denominado Catedral por unas formaciones rocosas que tiene en su cumbre y que parecen una construcción si se divisa de lejos. Como la subida no presentaba ninguna dificultad técnica me apresure rápidamente a ascenderlo, antes de que se fuera la luz, ya que necesitaba documentar la subida con fotos y video.
Sin mucho esfuerzo hice cumbre en el cerro y me hice las fotos oportunas junto a un vértice geodésico que atestigua la altura. El viento empezaba a soplar fuerte y la temperatura descendía rápidamente y recogiendo las cosas en la cumbre se hizo de noche.
Así que sin más dilación comencé la bajada, llegue al coche y otra vez varias horas de conducción hasta llegar a una población a dormir, donde caí extenuado por la agotadora jornada. Pero me encontraba muy satisfecho por haber conseguido el objetivo que en esta ocasión ha sido muy fácil el ascenso, no siempre va a ser selva, caídas, y enorme sacrificio. En un país tremendamente llano como este una elevación de 500 m. te permite tener unas vistas kilométricas y bellísimas que tuve la ocasión de disfrutarlas al atardecer.”