15 septiembre 2012

Una semana en una cueva simulando una misión espacial

 

  • La entrenadora de astronautas de la ESA Loredana Bessone explica los experimentos que han realizado en la expedición CAVES 2012

  • El objetivo es simular las condiciones que se dan en un viaje al espacio


En conversación telefónica con este diario desde Cerdeña, donde se ha llevado a cabo esta aventura de 12 días, Bessone relata que el equipo, compuesto por seis astronautas y otros tantos especialistas, tardaron alrededor de cinco horas en salir de la cueva. Hacia las 4 de la tarde de ayer jueves volvieron a ver la luz del sol: "Éramos muchos y teníamos que pasar por una serie de pasajes difíciles", explica.
Se trata del tercer año que Bessone ha entrado en la cueva para guiar a los astronautas siguiendo este programa, que comenzó a fraguarse en 2006. El plan tiene una duración total de 12 días. Durante las primeras jornadas realizan un programa de entrenamiento intensivo para preparar la expedición y adquirir nociones básicas de espeleología. El viernes 7 de septiembre entraron en la cueva, donde permanecieron aislados hasta el jueves. Los dos últimos días, ya fuera de la cueva, los dedican a realizar los informes finales y a hacer balance de los resultados. La expedición CAVES (que en inglés significa 'cuevas' y es el acrónimo de 'Cooperative Adventure for Valuing and Exercising human behaviour and performance Skills') se ha llevado a cabo en un sistema de cuevas del Valle de Lanaitho, en el interior de la isla italiana.

Un ambiente extremo y extraño

Bessone se ocupó de que la expedición "fuera lo más parecida posible a una misión espacial" y de la dinámica de grupo. Tres personas estaban encargadas de velar por la seguridad en el interior de la gruta mientras que otros dos miembros del equipo se han encargado de documentar el trabajo realizado haciendo fotografías y grabando vídeos.
Para la especialista de la ESA, la parte más dura ha sido adaptarse a las condiciones de la cueva: "Lo decían los propios astronautas. Han hablado mucho de las similitudes con el ambiente espacial. Una de ellas es la adaptación a un ambiente extremo y extraño, porque la gruta no es un ambiente natural. No hay luz ni olores. Estaban muy aislados del exterior y no podían hablar con sus familias. Después de tres días, sobre todo, comienzas a sentirlo, también psicológicamente. Es un ambiente muy distinto al que cuesta adaptarse pero, al mismo tiempo, al cabo de unos días resulta muy extremo".
El reducido espacio en el que han convivido esta semana, sumado a la ausencia de intimidad y a la reducida higiene (sólo disponían de mudas para cambiarse en días alternos) se suman a la ausencia de luz natural y a la incomunicación con el exterior. Durante los seis días han tenido que usar iluminación artificial, lo que altera el ciclo de día y noche y favorece trastornos de sueño.

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Federación Andaluza de Espeleología
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